10 consejos para proteger una explotación ganadera frente a cualquier virus
- Control estricto de accesos
El punto más crítico de la bioseguridad.
- Instala un único acceso principal para vehículos y personas, manteniendo cerrados los secundarios.
- Coloca arcos, alfombras o pediluvios desinfectantes renovados a diario.
- Exige que todo visitante firme un registro de entrada, indicando procedencia, actividad previa y tiempo desde su última visita a otra granja.
- Limita la entrada a proveedores esenciales y crea zonas “limpias” y “sucias” para evitar que el exterior contamine áreas internas.
La mayoría de virus entran por personas, vehículos o materiales.
- Limpieza y desinfección constante
Mantener entornos limpios reduce drásticamente la carga microbiana.
- La limpieza debe ser diaria en pasillos, áreas comunes y herramientas.
- Realiza desinfección profunda tras cada lote o ciclo productivo.
- Los comederos y bebederos deben limpiarse con productos aprobados y enjuagarse correctamente para no dejar residuos.
- Asegura un protocolo documentado: qué limpiar, con qué producto, en qué dosis y con qué frecuencia.
- No olvides desinfectar vehículos internos (remolques, carros, etc.) una vez al día o entre usos.
La higiene estructurada evita que los virus encuentren dónde alojarse.
- Manejo adecuado del personal
El trabajador es el principal vector si no tiene formación.
- Establece el uso obligatorio de ropa y calzado exclusivo, disponible en vestuarios limpios dentro de la explotación.
- Prohíbe el acceso con ropa utilizada en otras explotaciones.
- Facilita lavado de manos obligatorio al entrar y salir.
- Imparte formación periódica en bioseguridad, flujo de trabajo, zonas críticas y actuación ante síntomas en animales.
- Define circuitos de movimiento para evitar cruces entre áreas limpias y contaminadas.
Un personal formado es la barrera más eficaz contra los virus.
- Control sanitario del ganado
La salud del rebaño depende de vigilancia constante.
- Mantén al día los planes de vacunación recomendados por el veterinario.
- Implementa un sistema de control de síntomas: tos, fiebre, falta de apetito, lesiones…
- Realiza analíticas periódicas en granjas intensivas.
- Aísla cualquier animal sospechoso en un espacio específico, lejos del resto.
- Registra todo: animales enfermos, tratamientos, evoluciones.
La detección temprana evita contagios masivos.
- Gestión correcta de residuos y purines
Un mal manejo puede convertirse en foco de infección.
- Los purines deben almacenarse en fosas cerradas o áreas delimitadas, sin contacto con animales.
- Los cadáveres deben retirarse lo antes posible y almacenarse en contenedores especiales aislados.
- Solo permite el acceso a empresas autorizadas para la retirada de cadáveres.
- No mezcles residuos orgánicos con herramientas o zonas de tránsito del personal.
Los virus sobreviven en restos biológicos; la gestión correcta los elimina.
- Control de fauna silvestre y plagas
Muchos virus son transmitidos por animales externos.
- Instala redes en ventanas y techos para evitar el acceso de aves.
- Controla roedores con trampas, cebos y revisiones regulares por un técnico autorizado.
- Mantén el perímetro limpio y sin restos de comida, ya que estos atraen fauna no deseada.
- Repara grietas y huecos que puedan servir como refugio.
Evitar el contacto entre el ganado y animales externos es esencial.
- Ventilación y bienestar animal
Un entorno sano reduce la probabilidad de brotes.
- Asegura una ventilación adecuada para controlar humedad, gases y temperatura.
- Revisa sistemas de ventilación semanalmente.
- Evita el hacinamiento: define densidades adecuadas según especie y fase productiva.
- Minimiza el estrés, ya que afecta directamente al sistema inmunológico.
Un animal cómodo y sano resiste mejor los virus.
- Compra responsable de animales
La mayor parte de introducciones virales provienen de animales nuevos.
- Compra solo en explotaciones certificadas, libres de enfermedades activas.
- Solicita siempre documentación sanitaria, controles y origen.
- Aplica cuarentena de 10 a 30 días, según especie, antes de mezclar los nuevos con el resto.
- Evita comprar animales en épocas de alta circulación viral.
Cada animal nuevo es una puerta potencial de entrada del virus.
- Protocolos claros ante sospecha de enfermedad
La improvisación aumenta contagios.
- Establece un plan escrito: aislamiento, comunicación interna, desinfección urgente, aviso al veterinario.
- Define quién toma decisiones y qué pasos seguir.
- Identifica zonas de contención para animales sospechosos.
- Mantén materiales de protección listos: guantes, mascarillas, mono desechable.
La rapidez y la organización son claves para frenar el avance del virus.
- Asesoramiento técnico continuo
La bioseguridad no es fija: evoluciona.
- Trabaja con un veterinario y un técnico de bioseguridad que revisen la explotación periódicamente.
- Actualiza protocolos según normativas y riesgos estacionales.
- Evalúa puntos críticos: flujo de animales, rutas del personal, ventilación, desinfección, etc.
- Realiza auditorías internas trimestrales.
El acompañamiento profesional asegura que las medidas funcionen y se mantengan.
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