La judía pertenece a la familia de las leguminosas, y los requisitos que requiere este tipo de cultivo son:
Con relación al sustrato, no les sienta bien las tierras frías y húmedas pero tampoco las tierras muy secas, les van bien los suelos bien cavados y ricos en humus.
El cultivo de la judía no necesita de un abonado especial, lo único a tener en cuenta, si el suelo es muy pobre, un mes antes de la siembra esparcir abono orgánico mezclándolo bien con la tierra.
El clima que mejor le sienta al cultivo de la judía es el clima cálido y templado, también prestaremos atención al viento, ya que son plantas delicadas y no soportan bien la acción directa del viento fuerte.
La judía necesita de suelos que no se resequen, por lo tanto procuraremos que el riego sea el adecuado para mantener la humedad necesaria para su perfecto desarrollo.
Para sembrar la judía, se realizará mediante siembra directa, cuando la temperatura del suelo sea superior a los 9ºC (el mes de mayo suele ser el adecuado y si estamos en zonas más cálidas puede realizarse en marzo).
Si la judía es de mata baja, se siembra en surcos espaciados unos 50 cm, poniendo unas 4 o 5 semillas a 2 cm de profundidad y separadas 30 cm entre sí.
La judía de enrame necesita separaciones entre los surcos de 80 cm para mantener una adecuada ventilación. Para facilitar su crecimiento podemos colocar uno palos para que suban por ellos.
Las asociaciones que más le favorecen son las zanahorias, coles, pepinos o perejil.
Se pueden ver afectadas por pulgón verde y negro, araña roja, antracnosis y el hongo oídio que aparece cuando hay exceso de humedad en el ambiente.
Son necesarios de dos a tres meses hasta la cosecha.
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