
Cuando el fuego toca los viñedos…
Los incendios afectan a la vid de formas profundas y duraderas:
- Daños en la planta: las altas temperaturas queman hojas, racimos y madera, reduciendo la capacidad de la vid para fotosintetizar. En casos graves, la planta muere o queda tan debilitada que necesita años para volver a producir.
- Suelo debilitado: el fuego elimina la capa de materia orgánica y destruye la microbiota del suelo. Esto lo hace más compacto, menos fértil y con menor capacidad de retener agua, aumentando la erosión cuando llegan las lluvias.
- Uvas con “sabor a humo”: los compuestos volátiles de la combustión (como fenoles) penetran en la piel de la uva. Una vez en la bodega, se liberan durante la fermentación, provocando vinos con aromas y sabores amargos o ahumados difíciles de corregir.
- Menor producción y calidad: la combinación de plantas dañadas, suelos empobrecidos y uvas contaminadas implica pérdidas de rendimiento y, en muchos casos, la imposibilidad de elaborar vinos de calidad. Esto se traduce en un duro impacto económico y cultural para las regiones vitivinícolas.
El fuego no solo destruye viñedos, también amenaza la identidad del vino y el legado de quienes lo producen.
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